miércoles, 4 de febrero de 2009

Cuando está el sol


Todas las mañanas me regalo un momento para mirar el cielo. Muchas veces pienso en el cielo limpio y claro del sur, cuando está azul celeste. Esos pinos ancestrales se elevan como queriendo acariciar el infinito. Otras, me imagino el cielo del mar. Cuando estoy en la costa le presto especial atención a la forma en que el cielo se pierde en el horizonte del océano. Las nubes se escapan como queriendo transportarse a otros lugares dándole tranquilidad a los turistas. El celeste intenso, sin nubes y con el sol a pleno me llena de energía.
Pero cuando todo es gris, también me siento de ese color. Es entonces cuando necesitaría una máquina atrapasoles como la que creara mi amiga Keiko. ¡Qué fácil sería empezar el día sabiendo que tenemos la magia del sol asegurada!
Cuando está el sol, todo es diferente. La gente tiene mejor humor. Alguien me dijo que las personas que viven en lugares con cielos nublados permanentes tienen un carácter sombrío por naturaleza, y yo lo creo.
El atrapasoles sería la solución. Traería luz a todos aquellos que sienten que no queda ni un solo rayito de esperanza para ellos. Calor a los que no tienen con quien compartir sus vidas. Energía a la gente que necesitó usarla toda y sin previo aviso. Calidez a los que creen que disfrazarse de desagradable les allanará el camino sinuoso y áspero que les tocó vivir.
Es solo un deseo, una ilusión. Si jugamos a que existe, tal vez, algún día se convierta en realidad.

2 comentarios:

  1. Las máquinas atrapasoles no se venden, están desparramadas muy cerca nuestro.
    Sólo es cuestión de buscarlas...hasta encontrarlas.
    Si la búsqueda se hace muy larga, en el interín, podríamos crear otras. ¡No sería mala idea!

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  2. Querida Keiko:
    Todos estamos en la búsqueda aunque vos no lo necesitas tanto. Brillas con tu propia luz.

    Cariños

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