jueves, 31 de enero de 2013

Spa Natural



La musicalidad del agua se me impregna en la piel, la brisa cálida me roza el cuerpo, el sol me alcanza, me atrapa, me puede e intento capturar todas estas sensaciones para que me acompañen cuando más las necesito. Me niego a abrir los ojos, así estoy bien. El murmullo de los niños que chapotean en el agua se confunde con las aves que conversan entre ellas. Abro los ojos y veo al chico del bar que sale corriendo,¿dónde va?. Trepa con destreza el cerro, es lugareño. Se mezcla con los árboles añosos y con los arbustos más jóvenes. En pocos minutos regresa tironeando de una cuerda en cuyo extremo se encuentra un magnífico ejemplar de corcel. Los dos son uno, bajando del cerro entre la vegetación salvaje. Lo acerca al arroyo, el caballo bebe de las aguas cristalinas ávidamente. Una vez más los dos se confunden en la naturaleza. Ya no los veo. Ahora un grupo de gansos protestan, hay demasiada gente en su hogar cerca del arroyo. Se zambullen, uno detrás del otro como soldaditos de juguetes guiados a control remoto. Nadan juntos, ya no se quejan y se alejan, se alejan.